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¿QUÉ ES LA DISMENORREA Y COMO SE TRATA?

¿QUÉ ES LA DISMENORREA Y COMO SE TRATA?

 

María Carrero Fortuny

Fisioterapeuta

 

El término dismenorrea se viene utilizando desde 1810. Se trata de una palabra derivada del griego (dys = difícil, menos = mes y rhoia = flujo) y que tiene como significado: menstruación difícil o dificultad para la menstruación. (1)

Se define la dismenorrea primaria como un dolor pélvico crónico, de origen ginecológico, de curso cíclico, es decir, asociado siempre a la fase menstrual; su duración es desde 3 a 4 días antes del período menstrual hasta 12 a 72 horas después del primer día de menstruación. La fase dolorosa puede variar dependiendo de la persona por lo tanto, exactamente no podemos definir cuál es la duración exacta del dolor. (2-5)

Algunos autores describen este dolor como si fueran rampas, cólicos en la región suprapúbica y que puede ir acompañado de náuseas, fatiga, hinchazón y malestar y que incluso puede irradiar hacia las piernas y hacia la región lumbar. Aunque algo de dolor durante la menstruación es normal, el dolor excesivo no lo es. (1,6)

Existen dos tipos de dismenorrea: la primaria y la secundaria. La primaria produce un dolor que no viene de una enfermedad pélvica patológica y casi siempre se presenta por primera vez en las mujeres de entre 17 y 24 años. La secundaria es un dolor cíclico asociado a la menstruación, justificado por la presencia de una patología y es más común en las mujeres mayores de 20-25 años. (1,7). En el caso de la dismenorrera secundaria el abordaje terapéutico debe ir enfocado a tratar la patología asociada.

La dismenorrea es la patología más frecuente dentro de las dos patologías más comunes de dolor pélvico crónico, como son la dispareunia y el dolor pélvico crónico no cíclico. (7)

Un variado conjunto de estudios publicados desde principios de los años 60 hasta nuestros días, generalmente en países sajones, indican que la dismenorrea es un trastorno de elevada prevalencia entre la población femenina. (8)

La presentación clínica es de severidad variable y puede llegar a ser incluso incapacitante. Entre el 10 y 15% de todas las mujeres que la padecen pueden presentar cuadros severos de dolor, y del 1% al 14% de estas mujeres puede ser tan severo que genere una incapacidad notoria para las actividades diarias, una disminución del rendimiento académico y / o laboral, afectación del estado de ánimo y de las relaciones interpersonales. (1-3,5,7,10,11)

Los factores de riesgo como la edad, la paridad y el uso de anticonceptivos orales se asocian inversamente con la esta patología; en cambio, el estrés, relacionado con el trabajo y la vida en general, aumenta significativamente el dolor, al igual que los antecedentes maternos de dismenorrea. (7,11,12).

Hay poca evidencia concluyente para saber si factores modificables como el tabaco, el consumo de alcohol, la dieta, la obesidad o la depresión se encuentran relacionados con el aumento de dolor, aunque existen estudios que han encontrado un aumento significativo de dolor menstrual relacionado con la consumición de alcohol. (7,9)

 

CAUSAS

 

Aún no se conocen bien las causas, la fisiopatología y todas las medidas terapéuticas aplicables ante esta patología, aunque en los últimos años se han logrado importantes avances en relación, sobre todo, con su etiología. La participación de las prostaglandinas en la patogénesis de la dismenorrea ha sido reconocida desde hace algún tiempo. Se ha identificado el exceso de producción de esta sustancia uterina como un factor contribuyente importante al dolor similar a las rampas, que son el principal síntoma de la dismenorrea. (1,13)

En 1970 se demostró que este aumento de prostaglandinas provoca un incremento de la contractilidad uterina y por tanto dolor y, además, se ha evidenciado que las mujeres, que sufren un cuadro de dismenorrea primaria, presentan niveles de prostaglandinas significativamente elevados en el flujo menstrual en comparación con mujeres que no tienen dolor. (1,5)

 

TRATAMIENTO MÉDICO

 

Actualmente, el tratamiento de la dismenorrea primaria está fundamentalmente dirigido a inhibir la síntesis de prostaglandinas endometriales mediante tratamiento farmacológico. Las estrategias terapéuticas recomendadas son:

  • Antiinflamatorios no esteroideos (AINES) como inhibidores de la prostaglandina.
  • Anticonceptivos orales combinados (COC) como inductores de ciclos anovulatorios. (1,2)

La primera línea de tratamiento para la dismenorrea es la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como el ibuprofeno. Con estos se produce una reducción exitosa de los síntomas dolorosos en la mayoría de las mujeres, aunque puede haber reacciones adversas durante los períodos de uso de este medicamento, como problemas cardiovasculares, renales y hepáticos.

Como segunda línea de tratamiento encontramos los anticonceptivos orales combinados (COC). Su administración reduce el grosor endometrial que conlleva una reducción de la liberación de prostaglandinas y como consecuencia disminuye la contractilidad uterina y el dolor asociado. Con la toma de este medicamento también encontraríamos efectos adversos, pero los estudios mencionan que estos efectos son menos agresivos que los de los AINES. (5)

Ambos fármacos producen una disminución significativa de las prostaglandinas en el flujo menstrual, hasta niveles más bajos que los existentes en mujeres sin dismenorrea y por tanto, se producirá una mitigación en los síntomas relacionados con la dismenorrea primaria.

Ambos tratamientos farmacológicos ofrecen una respuesta satisfactoria entre el 75 y 99% de los casos. Sin embargo, algunas mujeres no siempre pueden encontrar eficacia o pueden rechazar este tratamiento debido a los efectos secundarios de los medicamentos, como se ha comentado anteriormente (1,2,8).

 

TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA

 

Existen varias alternativas terapéuticas para el manejo de la dismenorrea primaria: la acupresión, la acupuntura, la termoterapia, las hierbas medicinales, el yoga, tratamiento psicológico y el tratamiento de Fisioterapia (1). Sin embargo, no existen suficientes resultados con el argumento necesario para permitir la recomendación de su uso de forma rutinaria (1,2,8,16-18).

Sin embargo, la experiencia profesional ha demostrado que la Fisioterapia puede ser muy eficaz en el tratamiento de la dismenorrea primaria, siendo de gran utilidad sobre todo para aquellas pacientes que no pueden hacer uso del tratamiento farmacológico tradicional. Se ha encontrado una mejora significativa del dolor aplicando las diferentes técnicas de fisioterapia como (1):

  • MASOTERAPIA mediante la técnica de CTM (Connective Tissue Massage): estimula receptores mecánicos del tejido cutáneo correspondiente con la intención de que afecte al órgano interno a través de la comunicación refleja. El masaje puede reducir el estrés, promoviendo la activación parasimpática y el aumento de la secreción del neurotransmisor Serotonina, que representa un papel importante como neurotransmisor en la inhibición del estrés (14,15).
  • EJERCICIO FÍSICO ACUÁTICO: es un tratamiento en el que se encuentra que la intensidad del dolor disminuye significativamente después de un tiempo de intervención, aunque el efecto a largo plazo debería investigarse con otros estudios. (3)
  • ESTIRAMIENTOS GLOBALES: se utilizan para estirar los músculos de la cadera y aductores, que ayudará al alivio del dolor irradiado fundamentalmente a la musculatura lumbar y de extremidades inferiores.
  • TERMOTERAPIA: la aplicación de calor en la pared abdominal anterior disminuye la actividad del tracto gastrointestinal, lo que sugiere la posibilidad de que podría tener efectos uterinos relajantes directos, por tanto, se apoya el uso tradicional de calor tópica para el alivio del dolor asociado a la menstruación (18-20).
  • Otras técnicas como la GIMNASIA ABDOMINAL HIPOPRESIVA y EJERCICIOS DE CONTRACCIÓN DE LA MUSCULATURA PERINEAL, no tienen evidencia científica, pero en la práctica clínica hay mejoras del dolor menstrual. Se sabe que con estos ejercicios aumenta la irrigación sanguínea local por lo que se favorece la rápida eliminación de las prostaglandinas causantes del desorden ginecológico. (18)

Las manipulaciones vertebrales sobre la región lumbar es uno de los tratamientos que muchos profesionales han utilizado hasta ahora para tratar esta patología, pero se ha visto que no hay evidencia de que esta manipulación alivie el dolor. (13) (18) También, el hecho de que una mujer haga ejercicio físico mínimo 30 minutos diarios fuera del agua, no tiene ningún tipo de relación con la dismenorrea, por lo tanto no sería un tratamiento efectivo. Esto no quita a que las mujeres dejen de hacer ejercicio físico en su vida diaria. (21)

Teniendo en cuenta que la dismenorrea primaria es un problema muy prevalente y común en la sociedad, sobre todo en mujeres jóvenes, que puede interferir en su vida diaria podemos decir que se trata de un problema de salud pública (21). Por lo tanto se necesita más líneas de investigación en el área de fisioterapia para poder incluirla en el plan de tratamiento recomendado y reducir la ingesta de fármacos previniendo efectos secundarios sobre todo a largo plazo.

 


REFERÉNCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. García Hurtado B, Chillón Martínez R, Rebollo Roldán J, Orta Pérez M a. Dismenorrea primaria y fisioterapia. Fisioterapia. Elsevier; 2005 Dec;27(6):327–42.

2. Castro AM. Dismenorrea primaria : visión actual. Rev Colomb Obstet Ginecol. 2001;52(4).

3. Saeideh Rezvani, Farzaneh Taghian MV. The effect of aquatic exercises on primary dysmenorrhoea in nonathlete girls. Iran J Nurs Midwifery Res. 2013;5(18):378–83.

4. Bricaire L, Laroche E, Christin-Maitre S. Meno-metrorrhagia, dysmenorrhea in adolescents. Arch Pediatr. Elsevier Masson SAS; 2013 Aug;20(8):910–4.

5. Zahradnik H-P, Hanjalic-Beck A, Groth K. Nonsteroidal anti-inflammatory drugs and hormonal contraceptives for pain relief from dysmenorrhea: a review. Contraception [Internet]. Elsevier Inc.; 2010 Mar [cited 2014 Apr 6];81(3):185–96.

6. Bharthi HP, Murthy SN, Babina N, Kadam A, Raghavendra M. Management of pelvic pain in primary dysmenorrhea using a hot hip-bath: a pilot study. Altern Ther Health Med. 2012;18(1):24–5.

7. Ju H, Jones M, Mishra G. The prevalence and risk factors of dysmenorrhea. Epidemiol Rev. 2014 Jan;36(1):104–13.

8. Larroy C, Crespo M, Meseg C. Dismenorrea funcional en la Comunidad Autónoma de Madrid : estudio de la prevalencia en función de la edad. Rev la Soc Española Del Dolor. 2001;8(1):11–22.

9. Gómez-Escalonilla Lorenzo B, Rodríguez Guardia A, Marroyo Gordo JM, de las Mozas Lillo R. Frequency and characteristics of the dysmenorrhea of women in the zone of health of Torrijos (Toledo). Enfermería clínica. 2010;20(1):32–5.

10. Sakuma Y, Sasaki-Otomaru A, Ishida S, Kanoya Y, Arakawa C, Mochizuki Y, et al. Effect of a home-based simple yoga program in child-care workers: a randomized controlled trial. J Altern Complement Med. 2012 Aug;18(8):769–76.

11. Wang L, Wang X, Wang W, Chen C, Ronnennberg a G, Guang W, et al. Stress and dysmenorrhoea: a population based prospective study. Occup Environ Med. 2004 Dec;61(12):1021–6.

12. Ruiz-sternberg ÁM. Prevalencia y factores asociados a dismenorrea en estudiantes de ciencias de la salud. Rev Ciencias la Salud. 2010;8(3):37–48.

13. Proctor M, Hing W, Tc J, Pa M, Brown J. Spinal manipulation for dysmenorrhoea ( Review ). The Cochrane Database. 2010;(1).

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15. Ou M-C, Hsu T-F, Lai AC, Lin Y-T, Lin C-C. Pain relief assessment by aromatic essential oil massage on outpatients with primary dysmenorrhea: a randomized, double-blind clinical trial. J Obstet Gynaecol Res. 2012 May;38(5):817–22.

16. Page U. How effective are non-drug , non-surgical treatments for primary dysmenorrhoea ? BMJ. 2012;3011(May):1–5.

17. Rakhshaee Z. Effect of three yoga poses (cobra, cat and fish poses) in women with primary dysmenorrhea: a randomized clinical trial. J Pediatr Adolesc Gynecol. Elsevier Inc.; 2011 Aug;24(4):192–6.

18. Tórtola JJE. Ginecología y atención primaria. Orientación en la práctica clínica. Madrid; 2011.

19. Spears LG. A narrative review of medical, chiropractic, and alternative health practices in the treatment of primary dysmenorrhea. J Chiropr Med. 2005 Jan;4(2):76–88.

20. Akin MD, Weingand KW, Hengehold D a, Goodale MB, Hinkle RT, Smith RP. Continuous low-level topical heat in the treatment of dysmenorrhea. Obstet Gynecol. 2001 Mar;97(3):343–9.

21. Blakey H, Chisholm C, Dear F, Harris B, Hartwell R, Daley a J, et al. Is exercise associated with primary dysmenorrhoea in young women? BJOG. 2010 Jan;117(2):222–4.

22. Abarca L, Molero JM, Casimiro C. Dismenorrea. Una revisión multidisciplinaria en el contexto de la medicina basada en la evidencia. FMC - Form Médica Contin en Atención Primaria. Elsevier; 2006 Nov;13(9):550–9.